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Extremist judges will not stop endangering the lives of pregnant people or people who may become pregnant—overturning Roe v. Wade, attacking medication abortion, threatening the future of IVF, and this week at SCOTUS, emergency abortion care.
Our lawyers are waging strategic fights that make clear what is at stake for people who can become pregnant and seek to bolster our fundamental rights to control our lives, futures, and destinies.
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Hoy Es El Día de la Igualdad de Salario Para Las Latinas, y Me Deben 46 Centavos. / It’s Latina Equal Pay Day, and You Owe Me 46 Cents.
Me deben 46 centavos, gracias. Desafortunadamente, a nadie nos sorprende que las mujeres ganen drásticamente menos que sus colegas hombres. Quiero decir, incluso observamos el “Día de la Igualdad de Salario” el 10 de abril del 2018 para reconocer la reconocer la diferencia de salarios nacional entre mujeres y hombres. En promedio, las mujeres lamentablemente ganan $.20 menos que los hombres. El 10 de abril marca el día en cual la mujer tiene que trabajar 4 meses más al año para hacer lo mismo que un hombre hace en un año completo. Hoy, 1 de noviembre, marca el día en que reconocemos que las Latinas tienen que trabajar casi dos años para aproximarnos a llegar a un salario justo entre hombres y mujeres. Al ganar solo $ .54 por el dólar de un hombre blanco por el mismo trabajo, las Latinas tardan 10 meses más en lograr ganancias “iguales”. La diferencia de 46 centavos se hace aún más notable cuando eres Indígena, Afrolatina o madre.
Tanto mi hermana gemela como yo fuimos criadas por una madre Latina y soltera en Texas, un estado que ocupa el sexto lugar en el de pérdidas de por vida de las Latinas debido a la brecha salarial. Dicen que todo es más grande en Texas y la brecha salarial no es una excepción.
Vi y viví las dificultades y el esfuerzo que se enfrentan las Latinas de clase media-baja desde jóvenes. Fui testigo de que mi madre tenía que equilibrar el hecho de ser madre, estudiante universitaria y trabajadora. El ajetreo era real. Desde calificar para recibir ayuda alimentaria hasta tener que estar más calladas cuando acompañamos a mi mamá a la universidad,, todas estábamos sacrificando algo por un mejor futuro, o al menos eso es lo que esperábamos. Pero, ¿qué tanto se puede mejorar el futuro cuando se necesita más que una educación universitaria para que una Latina gane lo mismo que un hombre blanco sin una educación universitaria completa? Incluso entonces, esos hombres ganan $ 9,700 más que las mujeres Latinas con solo un título de Asociado.
Como maestra de escuela primaria mexicano-estadounidense, mi madre ganaba miles de dólares menos que el promedio de nuestro distrito. La cosa es que mi mama siempre fue honesta sobre sus ingresos con nosotras. Por lo tanto, no era sorprendente que los uniformes que nos compraba eran dos tallas demasiado grandes o un poco desgastados.
Esta honestidad en nuestro hogar enseñó a mi hermana y a mí nuestro “lugar” en la sociedad. No pedimos ir a ese campamento de verano como todos nuestros amigos porque sabíamos que no teníamos el dinero. No pedimos comprar ese juguete nuevo en la tienda porque sabíamos que al final del mes solo teníamos suficiente para cualquier emergencia.
He llegado a reconocer el esfuerzo de mi madre por superar la adversidad como un reflejo de una disparidad nacional. Ya sea que crecimos demasiado rápido al ser expuestas a nuestro estado socioeconómico a una edad tan joven o no, he aprendido que no hay nada que impida a una Latina con una misión.
Pero luchar por la igualdad de salario no significa necesariamente tener que postularse para un cargo. Hay muchas maneras en que podemos combatir la brecha salarial todos los días. Hoy reflexionamos sobre el sacrificio y la resistencia de nuestras madres. Hoy reconocemos la continua desigualdad en un país fundado en el principio de que “todos los hombres son creados iguales”. Hoy, recordamos a nosotros mismos por nuestra lucha por un futuro equitativo, un futuro que, con suerte y trabajo, no está muy lejos para las Latinas.
Unfortunately, it comes as no surprise that women earn drastically less than their male counterparts. I mean, we even observed “Equal Pay Day” on April 10, 2018 to recognize the national wage gap between women and men. On average, women unfortunately make $.20 less than men. April 10 marked the approximate day the typical woman had to work into this year to make what the typical man made at the end of the previous year.
Today, November 1, marks the day when we recognize that Latinas have to work almost two years to bridge the pay gap. Earning only $.54 to a white man’s dollar for the same job, it takes Latinas 10 more months to achieve “equal” earnings. The 46 cents gap becomes even more noticeable when you are indigenous, Afro-Latina, or a mother.
Both my twin sister and I were raised by a resilient single Latina mother in Texas — a state ranked 6th worst for Latinas’ lifetime losses due to the wage gap. They say everything is bigger in Texas, and the wage gap is no exception.
I saw and experienced the struggles endured by working class Latinas from an early age. I witnessed my mother having to balance being a parent, college student, and an employee. The hustle was real. From qualifying for food stamps to having to be extra quiet at my mother’s college classes, we were all sacrificing something for a better future, or at least that’s what we hoped for. But how much better can that future get when it takes more than a Bachelor’s Degree for a Latina to out earn a white man without a complete college education? Even then, those men make $9,700 more than Latinas with only an Associate Degree.
As a Mexican-American elementary school teacher, my mother earned thousands of dollars less than our district’s average. The thing is, my mother was always transparent about her income. So, it wasn’t surprising when the uniforms she would get us were two sizes too big or a bit worn out.
This transparency in our household unwillingly taught my sister and me our “place” in society. We didn’t ask to go to that summer camp like all of our friends because we knew that we couldn’t afford it. We didn’t ask to buy that brand new toy at the store because we knew that by the end of the month we only had enough money for emergencies.
I have come to recognize my mother’s effort to overcome adversity as a reflection of a national disparity. Whether we grew up too soon by being exposed to our socio-economic status at such a young age or not, I have learned that there is nothing stopping a Latina with a mission.